Extracto conclusiones (futuro):
Estamos, en consecuencia, frente a una responsabilidad, la de organizar el trabajo, que se presenta, cada vez más, con unas exigencias multidisciplinares; hará falta la concurrencia de especialistas en cada uno de los ámbitos mencionados así como un responsable que aglutine a estos especialistas y sincronice los diferentes puntos de vista que confluyen a la hora de asignar tareas y responsabilidades.
No debemos olvidar que la organización del trabajo implica unas actuaciones previas. Antes de organizar el trabajo, debemos asegurarnos de que aquello que vamos a organizar es exactamente lo que se debe organizar, es decir, no es correcto partir de la situación actual, de las actividades y tareas que se realizan y disponernos sin más a organizarlas. Hay dos pasos previos a la organización del trabajo, que pretenden, en primer lugar descomplejizar la situación simplificando procesos, tareas y estructuras – es preferible organizar algo simple que algo complejo -; en segundo lugar, automatizar, procesos y operaciones, tanto como sea posible. No tiene ningún sentido que el trabajador (por citar dos ejemplos) realice tareas que son repetitivas o que requieren de unos niveles de precisión difíciles de conseguir sin un esfuerzo y una tensión mental elevados. Sólo a partir del momento en que tengamos procesos y tareas simples y hayamos automatizado todo aquello que la tecnología permita sustituir con ventaja al ser humano, tendrá sentido dedicarnos a organizar.
SIMPLIFICAR – AUTOMATIZAR – ORGANIZAR
A título de conclusión, si tuviéramos que definir la misión (con el significado que tiene esta palabra en el ámbito de la estrategia empresarial) de la organización del trabajo, podríamos decir que esta consiste en: conseguir la máxima satisfacción mutua, de una manera indefinida en el tiempo, tanto de la empresa como del trabajador.