… Y en esto llegó… “LA JUSTICIA”.
Tribunal: Juzgado Penal 1, Motril.
Fecha sentencia: 14/03/2012.
Tema tratado: Accidente laboral de la A-7 en Granada.
Primero fue una Directora General de la Inspección de Trabajo, nombrada por el Gobierno de José Mª Aznar, la que estableció una Instrucción de colaboración entre la Inspección de Trabajo y la Fiscalía. En aquellos años la Inspección de Trabajo en un periodo de 5 años había triplicado el número de infracciones en materia de salud laboral, sin embargo los índices de siniestralidad laboral seguían aumentado todos los años. No se analizaron bien las cosas, era más fácil dar entrada a la justicia penal en el tema que examinar las causas del fracaso, además de esa manera la responsabilidad no sería sólo del órgano de vigilancia específico. Después fue un Fiscal General del Estado, nombrado por el Gobierno de José L. Rodríguez Zapatero, el que consideró tema prioritario de su política la siniestralidad laboral. Se nombró un Fiscal de Coordinador de la siniestralidad laboral a nivel del Estado Español:”Cuando fracasan las demás medidas ahí está el Derecho Penal…”
“Sangría laboral”, “Seguridad en llamas”, “Hemorragia incesante”, “Record siniestro”, “Mancha vergonzosa” o “Siniestro total”, fueron títulos de editoriales de un medio escrito a nivel nacional sobre la siniestralidad laboral en los que siempre se solicitaba más dureza en las sanciones.
Ya estaba hecho, entre todos se había conseguido, era un fiel reflejo de las modernas tendencias de la sociedad: “la criminalización de la siniestralidad laboral” y a reglón seguido el miedo. Los partidos políticos, los sindicatos, los medios de comunicación y la gente progresista alabaron la medida: Había que dar respuesta a una “demanda social” que ellos mismos habían creado. Los Jueces y Fiscales entraron a saco en una materia desconocida para ellos.
Entonces ocurrió lo que nunca había pasado en este país, algunos empresarios dejaban desangrarse a los trabajadores ilegales en las obras, cuando ocurría un accidente de trabajo… tenían miedo, mucho miedo y el miedo es muy mal consejero.
Y sobrevino el accidente de Granada. En mes de noviembre de 2005 en el término municipal de Almuñécar, parte de la estructura de hierro para el encofrado de un viaducto de la Autopista A-7 se desploma desde una altura de 80 metros. Como consecuencia del accidente murieron seis trabajadores y tres resultaron heridos.
Más de seis años después se ha celebrado el juicio y en él la fiscalía ha considerado que el accidente fue inevitable, “las cosas a veces resultan inevitables”, lo que ocurrió en Granada en el año 2005 fue “un desgraciado accidente con consecuencias catastróficas”.
De esta manera, la fiscalía prescinde de años y años de investigación en la prevención de accidentes laborales en la que se había llegado a una conclusión clara, rotunda, dogmática e incuestionable: “Todo accidente, todo daño a la salud de una persona que trabaja, tiene una causa”. En definitiva retrocede hasta principios del siglo pasado en el que el pensamiento imperante era que los accidentes de trabajo son consecuencia del progreso y del desarrollo humano, es decir, que las personas nos tenemos que morir trabajando para que la humanidad avance.
Pues bien “para ese viaje no es menester alforjas”.
José Luis Galván de Granda. Ex-Vicepresidente de Acesssla e ITSS jubilado.