La población de los países desarrollados está envejeciendo de manera notable. Según Eurostat, en 2018 casi la quinta parte de la población de la UE tenía 65 años o más y es previsible que hacia 2100 el porcentaje de personas con 80 o más años se duplique con creces. Que vivamos más es un logro notable de nuestras sociedades en el que se involucran muchos factores ambientales como la mejora de las condiciones higiénicas, la conservación de los alimentos o las diversas intervenciones en materia de promoción de la salud, aunque obviamente también plantea nuevos retos para todos.
La sostenibilidad de los sistemas de protección nos obligará a trabajar más años. Nuestra salud puede que lo permita e incluso puede que sea deseable que así sea, por los valores positivos de realización y bienestar personal que hoy atribuimos, en muchos ámbitos, a la actividad laboral. Pero, como es natural, a medida de vayamos cumpliendo años, más probable será que padezcamos alguna dolencia crónica, que pasemos a situaciones de baja laboral y que cada vez nos resulte más difícil la reincorporación al trabajo.
Un Informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo publicado en 2016 refiere la prevalencia creciente de las enfermedades crónicas, pone de manifiesto que son los problemas de salud relacionados con el trabajo, como los trastornos musculoesqueléticos y las enfermedades mentales, las principales causas de baja por enfermedad de larga duración y de jubilación por discapacidad y señala que un tercio de las personas de 55 a 64 años sufren enfermedades o problemas de salud de larga duración.
Hay además una evidencia clara que nos ha de hacer reflexionar: mientras más larga es una baja laboral, más difícil se hace la reincorporación efectiva al puesto de trabajo y ello obviamente impacta en los costes para la seguridad social y en la calidad de vida de las personas. Conscientes de este problema, los gobiernos de muchos países vienen desarrollando desde hace años diferentes estrategias para lograr que los trabajadores que pasan a una situación de baja laboral de manera prolongada vean facilitada su reincorporación efectiva y saludable a la empresa.
Barreras y facilitadores de los programas de vuelta al trabajo
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de España (INSST) promovió un proyecto sobre este tema con el objetivo de encontrar evidencias de efectividad en algunos programas de vuelta al trabajo implementados en Europa e identificar barreras y facilitadores de estos, al objeto de tener una base de conocimientos informada de cara al diseño de un procedimiento adaptado al contexto español.
En este trabajo se identificaron algunos facilitadores de la eficacia de los programas como la intervención temprana, la coordinación entre los diversos agentes en intervenciones multidisciplinares, las cualidades de la dirección y de los mandos intermedios, el empoderamiento del paciente, la adaptación contextual de la intervención, la realización de evaluaciones sistemáticas, la incorporación progresiva al trabajo y el fomento de la percepción positiva del trabajador.
En cambio, entre las principales barreras se destacaron el conflicto de roles entre algunos profesionales, los programas demasiado enfocados a la rehabilitación médico-sanitaria (parece necesaria una intervención más integral que incluya elementos socio-laborales y no solo rehabilitadores), el estigma social que se puede producir tras la reincorporación laboral y algunas burocracias institucionales.
España: Hacia un modelo eficaz de retorno al trabajo
Dicho trabajo desarrollado por el INSST puso también de manifiesto que los distintos modelos de retorno al trabajo son, al fin y al cabo, un reflejo de las sociedades donde se conciben. En el caso de Dinamarca, un país con poca población, pleno empleo y empresas con producción de alto valor añadido, se ha desarrollado un modelo público muy descentralizado y altamente personalizado. En el caso de Países Bajos, en cambio, es la política social centralizada desde el Estado la que propone un modelo que pone la mayor parte del peso del proceso en el empleador. El modelo británico, en cambio, es más liberal y abierto, incorporando agentes del sector privado e incluso del tercer sector a los programas de vuelta al trabajo.
En este sentido, es obvio que implementar un modelo eficaz no será tan simple como transferir alguna experiencia exitosa de otro contexto sin más. Hay que tener en cuenta las características socio-económicas de nuestro país: alta tasa de desempleo, alto número de empleos de baja cualificación y mucha rotación y temporalidad en el empleo.
Con todos estos antecedentes a la base, en 2018 el INSST publicó la Nota Técnica de Prevención (NTP) nº. 1.116 con una propuesta de procedimiento de mantenimiento y vuelta al trabajo. El objetivo de esta NTP es ofrecer a las empresas un guion para la elaboración de un procedimiento de vuelta al trabajo de trabajadores en situación de baja, que va más allá de lo estipulado en la normativa de prevención de riesgos laborales.
Se trata, sin duda, de un avance en la buena dirección pero, estamos convencidos de que, como en otros aspectos de la cultura de la seguridad y la prevención, parece poco probable que consigamos mejoras significativas a nivel global sin una concienciación social más generalizada. En este sentido, nos gustaría señalar la iniciativa de la Unión General de Trabajadores de Castilla y León, quien ha organizado una campaña divulgativa bajo el título “Por una reincorporación Efectiva y Saludable”, que incluye una serie de herramientas prácticas desarrolladas por su Gabinete Técnico de Salud Laboral. Entre otros trabajos, la campaña ha incorporado el diseño de algunas pautas de actuación y criterios técnicos, además de un vídeo animado sobre cómo realizar una adecuada reincorporación laboral después de baja prolongada.

Flujograma del Procedimiento de Retorno al Trabajo diseñado por el INSST Fuente: INSST, NTP nº. 1.116, 2018. “Mantenimiento y vuelta al trabajo: procedimiento”. (NIPO: 276-18-030-2)
Aún queda un largo camino por recorrer pero, como se ha visto en este artículo, se están poniendo las bases para, en la línea de lo que propugna la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS), establecer una estrategia de protección de la salud de los trabajadores que además de la prevención de riesgos laborales y la promoción de la salud incorpore también un tercer elemento clave: los programas de retorno al trabajo en las mejores condiciones de salud y en el mejor entorno posible.